… Casi habría que cerrar los ojos para que la mente vea lo que la obra de Cécile Martial, hija de una larga ascesis, sugiere mirar: la esencia diáfana de la luz (…). Pero, ¿no es un error hablar así de la obra de Cécile Martial, si es cierto que, en cierto modo, somos nosotros los que estamos en ella y no ella la que está frente a nosotros, en definitiva, si nuestro ojo no puede ver nada sin esa luz que emana de ella para iluminar cielos insospechados en nuestro interior?