… El día que entendió que no eran las cosas ni los cuerpos lo que aspiraba a pintar, sino el espacio en el que se bañan y la luz que irradian, Cécile Martial había encontrado su camino. Los cuadros de Cécile Martial no son ni imágenes ni mensajes. No pretenden mostrar o demostrar, simplemente piden que se les mire por sí mismos. Nos invitan a disolvernos en ellas, pero en una música infinita, y a hacernos uno con el dinamismo que las anima. En una palabra, son cuadros que quieren devolvernos, contra viento y marea, el amor por la pintura.